domingo, 11 de noviembre de 2012

Reseña de la obra teatral “Volpone” de Benjamín “Ben” Jonson


Ficha Técnica

Nombre de la obra (estreno): Volpone
Autor: Benjamín Jonson
Lugar: Sala Julio Valencia. Bellas Artes
Fecha: 31/Agosto/2012
Hora: 6:30 pm
Director: Romano Germán Barney

Elenco

VOLPONE: Bryan Rocha, Héctor Rodríguez y William Villarmil (Alt)
MOSCA: Felipe Grueso y Luis Ramírez (Alt)
NANO: José Luis Ortega
VOLTORE: William Villamil y Bryan Rocha (Alt)
CORVACHO (A): Liz Roa y Juan Carlos Granada (Alt)
CORVINO: Cristian Ibargüen y Santiago Betancourt
DOÑA LUPE: Luisa Fernanda Otero Mora
BONARIO: Juan Carlos Granada, Carlos Perdomo
CELIA: Anny Vanessa Rivas
TARTAGLIA: Carlos Perdomo
ARLEQUINO: Santiago Betancourt
VIOLA: Luisa Fernanda Otero Mora y Juan Carlos Granada
JUEZ DE VENECIA: Carlos Perdomo y Liz Roa (Alt)
MICO: Eder Felipe Grueso
SIRVIENTAS: Luisa Fernanda Otero Mora, Liz Roa y Anny Vanessa Rivas
GUARDIAS: Héctor Rodríguez, Lucho Ramirez, Santiago Castro, William Villamil, y Bryan Rocha y Felipe Grueso
GERENTE DE LA PLAZA-GARITERO-VENDEDORA DE FLORES: Luisa Fernanda Otero, Liz Roa, Héctor Rodríguez, Bryan Rocha y Santiago Betancourt




Reseña
 
Volpone, comedia satírica escrita por Ben Jonson, es todo un mundo caótico que gira alrededor de la avaricia, la ambición y los intereses. La necesidad y el afán por obtener oro llevará a estos personajes al límite de toda creibilidad: serán capaces de traicionar y vender a quién sea, sin importar que esto implique un hijo, una esposa o sus amigos. El argumento gira en torno a Volpone, un hombre avaro y acaudalado, sin familia ni descendientes, que  finge ser un viejo enfermo y postrado. Con tal fortuna, las personas, una por una, llegan a su palacio con ostentosos regalos  para recibir la noticia de que cada uno será el próximo heredero. Volpone y sus fieles sirvientes, Mosca y Nano, serán los encargados de elaborar tales engaños que traerán como consecuencias confusas y enredadas situaciones en la que todos terminarán inevitablemente atrapados.

La obra, con una duración de aproximadamente dos horas, toca de manera clara la perversión de los valores hacia unos que provocan el deseo interno –de los humanos en general- por obtener más riqueza material y por ende ser sólo imagen de la codicia y el vació espiritual carente de anhelos y deseos más profundos.

La banalidad presente en el destello del oro, las laberínticas e intrincadas situaciones que produce tal ilusión, los engaños y trampas cuidadosamente planeados, seres cada vez más sedientos de oro, circunstancias cómicas que abundan en la obra, y muchos elementos más son los que integran los encargados de la obra (estudiantes de quinto semestre, director, técnicos, etc.) de una manera muy bien ejecutada y elaborada sobre un texto que en un principio da para una duración de cuatro horas. Por tanto la síntesis que ha realizado el equipo no ha afectado la lógica, armonía y ritmo  de la obra dando como resultado un producto –hablando en términos artísticos- que vale la pena no perderse ni mucho menos olvidar.

Lo cómico en la obra lo hace espléndida y la actuación de cada personaje demuestra una mejoría o mejor dicho un avance desde su primera puesta en escena con La Zapatera Prodigiosa de Lorca donde la obra se mostraba rígida por el poco desenvolvimiento de los actores o de las técnicas teatrales (como la voz, los gestos, el movimiento, etc.). En comparación con el presente montaje el efecto que genera sobre la audiencia (y no tiene que ver si es o no cómica) es una que despierta un gusto o gozo general sobre las situaciones que satirizan el afán por el oro; las risas trascienden el nivel de la simpleza para otorgarle un carácter más reflexivo ante la codicia y los límites humanos por codiciar bienes materiales; los actores que hacen suyos los diversos personajes (mascarados) pasando desde un Mono, los parásitos de Volpone (Nano y Mosca), una dulce y despiadada anciana, un estudioso en leyes todavía con su birrete, hasta el Juez de Venecia; el espacio escénico que da vuelo a la imaginación: un palacio pomposo, los canales navegables de Venecia (y las góndolas usadas), la plaza principal y los balcones por donde se asoman las bellas mujeres, una corte donde reinan acusaciones falsas y simples especulaciones inventadas, una cama (la de Volpone) que es cubierta por una tela que llega hasta lo más alto, etc.

En cuanto a la actuación, cabe resaltar la espectacular representación de Mosca a cargo de Felipe Grueso (en el estreno) como un bufón tambaleante, mentiroso y conspirador. Un personaje caracterizado por la codicia marcada desde el principio de la obra cuando le roba a Volpone, que duerme en sus aposentos, unas cuantas monedas de un cajón. Igualmente hay que observar con detalle los personajes de Celia y Doña Lupa interpretados por Anny Rivas y Luisa Otero respectivamente para juzgar su actuación que, a primera vista, fue un poco regular en cuanto a recursos teatrales como el manejo de la voz, el tono, sus gestos, etc.

Además de mencionar sobre las actuaciones, sean buenas o no, hay un aspecto de la obra que es imposible olvidar. Por ser una obra con tantos personajes, el mismo grupo ha concretado el uso de máscaras (a media cara) de forma que exagera no sólo su expresión (en los pómulos, sus cejas, inclusive la nariz en varios personajes) sino también sus atributos internos: la codicia, el interés, la mentira e hipocresía. La elaboración de éstas le da un mérito más a la puesta en escena.

Finalmente quiero resaltar algunos aspectos. La luz juega en concordancia según sean las diversas situaciones: un azul frío para un ataúd, el titileante y casi delirante escala de rojos cuando se tejen las trampas y engaños, la fuerte luz de la mañana, etc. El texto, además de ser recitado con pocos inconvenientes a pesar de su extensión, logra armonía con lo vivo, es decir, con los sentimientos, movimientos, gestos  que el mismo texto puede llegar a despertar en los actores. Y por último el manejo de la escena  al usar repetitivamente las escaleras en el auditorio le da una dinámica y un acercamiento más íntimo –además de ser en términos físicos- entre actor(es) y el espectador(es); es decir, involucran a la audiencia en el mismo transcurrir de los sucesos.

En conclusión, el grupo dirigido por Romano Germán logra una obra que vale la pena apreciar y especialmente seguirla de cerca en el proceso de elaboración continua y mejoramiento, especialmente cuando se hace rotación de papeles entre los actores.  Es apta para todo público y es imprescindible mirarla desde diversos puntos de vista, el artístico, el técnico, etc., para llegar a la reflexión consciente de lo que la codicia y los intereses pueden llegar a ocasionar.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Reseña teatral de “El Loco y la Muerte” de Darío Fo



Ficha técnica

Nombre de la obra (última presentación): El Loco y la Muerte.
Autor: Darío Fo.
Lugar: Sala Julio Valencia. Bellas Artes.
Fecha: 3/Noviembre/2012
Hora: 6:30 p.m.
Directora: Guillermo Piedradita.
Composición Musical: Marco Tulio Mondragón.
Escenografía, vestuario y luces: Kristín Bartelsman.
Técnico de Tramoya: Ricardo Rojas.

Elenco

LOCO-MUERTE-LA VENTERA-DOS JUGADORES: David Alejandro Monsalve (VII semestre de Licenciatura en Arte Teatral)
MÚSICOS: Johan Fernando Prado (II semestre de interpretación Musical) Marco Tulio Mondragón/Docente.

Reseña

La representación de este misterio bufo (sátira o reflexión en boca del pueblo  de un acontecimiento de la vida de Cristo, en este caso, la última cena) alcanza una gran teatralidad por la capacidad del actor de interpretar a manera de monólogo, y simultáneamente, cinco personajes, todos con sus rasgos propiamente definidos. Nunca los confunden. Todo lo contrario, son tan bien definidos  que lo único que nos asombra son los cambios repentinos pero de igual manera impecables. Las voces, postura, el movimiento e incluso la tonalidad, todos elementos que ayudan al juego simultáneo entre las personalidades, el cual permite un diálogo fluido y entre personajes que no existen materialmente, pero que se logran percibir perfectamente, alrededor de la mesa de juego, de la silla, en el escenario, caminando, jugando, huyendo. Es una sensación peculiar cuando se hacen los reiterativos y siempre cómicas entradas y salidas de los personajes en la misma cara del actor. Como dije, el juego –teatral- se desarrolla con el uso de animalidades para darles rasgos precisos a sus personajes. Una liebre en el cuerpo de La Muerte, un Orangután en el cuerpo de Un Jugador. 
A mi parecer, una experiencia que nos recuerda los principios de la imitación griega, en la cual la tragedia o comedia eran interpretadas por una sola persona. Un trabajo siempre de admirar cuando nos convence sobre la existencia de otros personajes, los disgustos (como en este caso),  pasión, desconfianza, etc.

Una muy buena y engañosa representación, en términos positivos, que es ayudada en gran parte por la música en vivo y la improvisación. Los sonidos también ayudaron a contar la historia la cual daba pautas sonoras que caracterizaban los personajes. De esta manera, la música, que está articulada con cada gesto, incluso con los pasos crea un mundo alrededor del juego de cartas de estos tres personajes (El Loco y Dos Jugadores) y los sentimientos que implica con éste. Un mundo del holgorio, la verbena. Un mundo que a pesar de sus alegrías, incluye una atmósfera temible cuando llega la pálida Muerte. Y no se puede lograr una escena más cómica cuando el Loco cree que él es la próxima víctima. ¿Qué podría esperarse de un Loco en esta situación?  No hay elección más descabellada que intentar conquistar con halagos a la quién se le atribuye la más desafortunada de las labores: la Muerte. Una elección que llevará a situaciones divertidas entre la Muerte, la cual a medida que el Loco la conquista, empieza a adquirir rasgos más humanos, incluso hasta el punto de notar la extraordinaria belleza de Jesús que cena en un espacio continuo.

Además hay que agregarle un crédito extra al director Guillermo Piedrahita que tras su larga experiencia en el TEC y en la presentación de obras en Cali (la última que me acuerdo es la asombrosa interpretación en “El dictador de Copenhage” de la dramaturga caleña Martha Márquez en Univalle) ha estado acompañando la creación y construcción de e,sta obra de Darío Fo tras el largo periodo de un año y medio. Siempre ideando, con ayuda del equipo incluyendo músicos, nuevas formas para lograr un mejor trabajo. De este modo, noto algunas diferencias destacables que llaman la atención y que no recuerdo haberlas visto en sus primeras presentaciones. Unas con respecto al escenario y otras con el uso de nuevos instrumentos para crear sonoridades que no son   tan usuales como el piano o la guitarra, sino que el vibráfono, flauta, percusión, y una lira melódica (no estoy completamente seguro de este último) dan todo un abanico de sensaciones.

Sin embargo, no se encontraran aquí con una obra que deje mucho a la reflexión. Esto puede ser aparente. Empero, no por esto se desmerita el trabajo que se ha hecho tanto en la representación como en abordar este autor que se ha dedicado a la investigación de los misterios bufos y de las historias a mano del pueblo, al folclor y a la manera en cómo se transmiten la tradición. En su totalidad en un trabajo que vale la pena apreciar.

En suma, una obra que combina la actuación y la viveza de los movimientos, los diálogos, los cambios de personalidad, de tal modo que asombran por la capacidad de hacernos creer lo vivo de lo inexistente.  

Bueno, si recordamos que está es la última presentación, entonces se podría pensar sobre ¿cuál es mi motivación para escribir esta reseña/comentario? En realidad es la motivación que quiero dar, por medio de estos escritos, para que se visiten estos lugares, para que intentemos acercarnos a lo que es la coyuntura teatral de nuestra ciudad. De igual modo a que sigamos de cerca el desarrollo de estos estudiantes como actores (recuerdo que en “Muerte accidental de un anarquista” también de Darío Fo se presentó este mismo actor en un elenco más grande en el mismo lugar). Y ser parte, como auditorio, de la historia que se vive y se comparte a través de la oralidad o lo escrito , de una historia que forma, en definitiva, a la Cali cultural, como en los viejos tiempos.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Reseña/Comentario teatral “Landrú, asesino de mujeres” de Roberto Perinelli



Ficha Técnica


Nombre de la obra (estreno de la temporada teatral): Landrú, asesino de mujeres
Autor: Roberto Perinelli
Lugar: Auditorio 4. Universidad del Valle
Fecha: 7-Septiembre-2012
Hora: 5:30 pm
Directora: Martha Márquez

Elenco:
LANDRÚ: Roberto Garcés
LOLA-una conquista de Landrú: Jessica Serna
NOEMÍ una mucama: Diana Valencia

ÁLVAREZ mozo de restaurante: Ricardo Pinzón y Brando Pérez
LA ESPOSA DE LANDRÚ: Vanessa Llano
SOSA comisario de policía: Rubén Prado
LA SARGENTO MARTA policía femenina: Lorena Machado
LAURA EMILIA Y LAURA SOFÍA últimas conquistas de Landrú: Violeta Córdoba de la Cruz y Nathaly Agudelo Otero
LUCRECIA esposa de Álvarez, el mozo: Karla Lasso




Reseña

Landrú, asesino de mujeres, comedia negra escrita por Roberto Perinelli, es la historia de un asesino serial de la Francia de principios del siglo XIX. Conjunto con los más reconocidos seductores de la historia, Don Juan y Casanova, Landrú atraía a las mujeres ricas con su encanto para quitarles toda la fortuna. Asechaba sus víctimas y procuraba no delatarse con la ayuda de artificios, nombres e identidades falsas; la justicia no parecía encontrar culpable y la soledad de las mujeres era cómplice del trabajo de su asesino, todo para llegar al momento más feliz de sus vidas, una muerte en manos de su amante. Todas terminaban con una gran sonrisa en su rostro. Al fin encontraban la felicidad que nunca habían obtenido. La obra muestra de manera clara que la soledad y la carencia de afecto en las mujeres solitarias, viudas, incluso casadas lleva a la búsqueda de una nueva felicidad, sin importar el precio. Son cegadas por los encantos de Landrú, y ni siquiera la recta Sargento Marta podrá resistirse a la pasión de éste. Todas caerán inevitablemente en las trampas urdidas por este seductor y su mano derecha, Álvarez.

Los estudiantes de 8-9 semestre logran con esta puesta en escena una obra magnífica por la actuación  y dirección de la misma a cargo de Martha Márquez. La comedia integra múltiples elementos a veces tan minúsculos para crear todo un escenario y una situación, como por ejemplo ambientes básicos (formados por camas, asientos, mesas de un restaurante, una sala de estar, floreros, una foto familiar, tazas de té, un supuesto piano, una banca de un parque, entre otros) que tienen la función de sugerir al espectador toda un paisaje o un lugar ostentoso; gestos o acciones que delatan una forma de ser como las temblorosas manos de la mucama Noemí (que luego doblará su personaje, en cuestión de segundos, de uno nervioso e indefenso a otro a la defensiva y enérgico) y los diálogos impetuosos  al igual que vivos de las mujeres que  son conquistadas y de Landrú que con alma de poeta atrapa con una mirada o una sonrisa; la divertida danza húngara número 6 de Brahms que toca a los personajes en conjunto, con jocosidad y encanto, a lo largo de la obra y de manera diferente según sea la ocasión; una interpretación de esta misma danza en saxo  y que es a su vez proyectado en sombras sobre el trasfondo del escenario; entre otros elementos.

Cabe destacar que en la puesta de escena se  consideró el juego y baile tanto entre escenas como al comienzo y al final de la obra las cuales fueron muy bien coordinadas además que las luces acentuaban los movimientos y las expresiones de las mujeres, al inicio, que mantenían una mueca bastante exagerada visible a través unos marcos  de cuadros (con la fecha de sus muertes).
La actuación con más méritos fue la de Sosa, el comisario de policía, que por su fuerza y carácter lo determinan como u personaje furioso y que no puede capturar a Landrú a pesar de sus reiterativos intentos a lo largo de la obra. Además de este personaje también cabe destacar al elenco completo, a las víctimas mujeres, a Landrú, a la mucama a Álvarez y a la sargento Marta por su viveza en los diálogos, destacable actuación y apropiación del personaje, desenvolvimiento de su carácter (como Marta), e interacción con ellos. No hay grandes fallas y la obra es impecable por la fusión de la música, la danza y la actuación.

Además es importante resaltar que la puesta en escena y el trabajo de la directora alcanza un contraste interesante por el hecho que nos muestra en un ambiente bastante cómico y divertido una historia cruenta y real de un asesino que seleccionaba y perseguía a las mujeres adineradas para sumergirlas en un velo de mentiras y seducción. Esto es una manera en como la obra punza sobre las debilidades humanas, especialmente las que propenden por cariño y afecto, y sobre lo que podemos ser capaces de hacer por la felicidad. Así el tema de la felicidad y lo qué verdaderamente es son ejes en el que la directora nos quiere poner a pensar y reflexionar.

En conclusión, esta puesta en escena, logra un carácter muy anímico para que un público de cualquier edad pueda disfrutarla completamente y gozar de las situaciones, de los engaños, los gritos, los diálogos inspiradores, los amores, la persecución, la transformación de sus personajes, de la soledad de las mujeres, de sus sueños y deseos, del baile y las intensas peleas, de las miradas y de los ambientes y de la puesta en escena que decidió elaborar la directora para presentarnos con risas y carcajadas  una historia verdadera llena de sangre, desconcierto y muerte.

Reseña teatral de la obra “Las Bacantes” de Eurípides





Ficha Técnica

Nombre de la obra: Las Bacantes
Autor: Eurípides
Lugar: Auditorio 4. Univalle.
Fecha: 26/Octubre/2012
Hora: 6:00 p.m.
Directora: Gabriel Uribe
Técnico: Robinson Achinte
Vestuario: K


Reparto

DIONISIO: Eder Aleyxo Montaño.
PENTEO: Walter Calvo, Samuel Medina, William Jiménez.
AGAVE: Yaira Zapata.
CADMO: Samuel Medina, Walter Calvo.
TIRESIAS: William Jiménez.
MENSAJEROS: Walter Calvo, William Jiménez.
SERVIDOR: Tatiana Toro.
CORO: Kelly Silvana Benavides, Yaira Zapata, Liliana Zambrano, Tatiana Toro.


Reseña


La puesta en escena de Las Bacantes a cargo de los estudiantes del Artes Escénicas de la Universidad del Valle fue una de las obras que obtuvo un gran mérito en esta temporada de teatro por la manera en cómo fue concebida, es decir, el trabajo que han desarrollado con relación al escenario, la expresión corporal, y el manejo de los personajes.

Sin embargo antes de entrar a discurrir por estos elementos, tengo la breve impresión que la puesta en escena no logró, a pesar de todos sus recursos, hacerse entender. Sé, por la experiencia que tuve con el estreno de la obra, ya en otro semestre,  que para muchos queda la breve sensación de que  muchas cosas quedan sueltas; la sensación de estar perdido entre nombres sea de dioses o de los Tebanos. Incluso, si no se está atento a los cambios de personajes (ya que hay varios que se interpretan por más de un actor) se puede perder el hilo o ritmo de la historia.  Empero,  esto no es un problema tan grave, a mi manera de ver las cosas, sino que debe verse como un reto que han enfrentado los mismos actores, ya que el mismo texto de “Las Bacantes”  implica una dificultad que se puede apreciar en el principio de la obra, igualmente en la  presentación, ya que en poco tiempo Dionisio nos cuenta de manera muy detallada porqué ha llegado a Tebas, cuál es su condición como el dios que es negado por su propia estirpe y qué ha hecho para recobrar su posición.
Es decir, que el mismo texto es hermético, pensando en la perspectiva del auditor, por el hecho que no tenemos la misma conexión con estas obras teatrales tal y como lo tenían los antiguos griegos que vivían diariamente en contacto con los cultos, ritos,  las divinidades, mitología, etc.  A partir de esto me surge la inquietud de si la obra solo intentaba hacer una presentación como parte de un ejercicio académico (que de igual forma enriquece a los estudiantes) o si como parte de esto también intentaban explorar algunos recursos para que la obra se diera a entender hacia el público.

A pesar de esto, la obra está llena de elementos resaltables de los cuales se puede inferir que se ha hecho un trabajo arduo y prolongado del grupo teatral para mejorar cada puesta en escena. Con este trabajo, se nos abre la posibilidad de sentir el conflicto entre dos poderes que son bastante diferenciables. Por un lado está el pensamiento conservador y recto de Penteo por impedir cualquier transgresión de las normas morales y preestablecidas y el culto pagano de Dionisio que llevan a las personas a sus estados primitivos básicos, al deseo de las pasiones terrenales sin ningún prejuicio u objeción racional.  Dos entes, el uno terrenal y el otro divino, unidos por lazo familiar, que expresan su aberración hacia el otro. Como resultado, tendremos a un Dionisio implacable mostrando que no siempre los dioses tienen que ser benevolentes, todo lo contrario, están dispuestos a causar desgracias a quienes no les rinda culto y los ignoren.

Esta historia se desarrolla en una peculiar escenario, un recuadro blanco que deja todo lo demás a la vista, es decir que el “camerino” de los actores, ubicado al fondo, es visible por todos, incluso los elementos que hacen parte de la historia. Una selección interesante.
Además encontramos que gran parte de la obra está llena de gestos y movimientos que asimilan animalidades, la más sobresaliente en manos de Dionisio el cual intenta reflejar tanto la incomodidad al ser un dios en un cuerpo de humano como también su condición propia de dios al vociferar como un animal salvaje y primitivo. Además hay que añadir que esto último también se puede detallar cuando Dionisio es capturado y habla en una lengua inentendible por los demás, remitiéndonos a un tiempo enigmático y desconocido. Igualmente las bacantes en un delirio divino muestran su cuerpo poseído por el culto y la adoración por las pasiones terrenales, sin ninguna cohibición, libres, sin ninguna restricción. La corporalidad así es uno de los elementos resaltables para entablar esa comunicación y lograr parecer como el personaje que les corresponden.

El coro en sus diversas intervenciones logra una buena unión con la acción teatral, sea que este todo el conjunto de mujeres hablando o simplemente una. Además, el uso que le han dado al coro destaca por ser parte del escenario, como objetos inanimados (ayudados de otros elementos como palos alargados de bambú) que adquieren conciencia cuando expresan sus pensamientos en relación con el desarrollo y consecuencia de los acontecimientos.

Igualmente, cabe destacar que para que funcionen las puestas en escena, de autores griegos, es necesario crear una atmósfera que permita la imaginación de los acontecimientos (por todo el elenco). En las luces, sonidos y diálogos (ya que no todo es representado) en este caso se combinan con gran destreza para mostrarnos la ferocidad de las bacantes, los encuentros entre Dionisio y Penteo, lo conmovedor que resulta ver a los ancianos Tiresias y Cadmo los cuales se tienen que sostener uno al otro para no dejarse caer, la trampa meticulosamente urdida por Dionisio, el coro que está presente en escenas bastante intensas (jugando de vez en cuando con la intensidad y color de la luz) por lo revelador y sabio de sus palabras, las atmósferas que representan el culto a lo orgiástico y bacanal, e igual de impresionante que todas, el anuncio que hace el mensajero sobre la muerte de Penteo en el Citerón a manos de su propia madre. Este último cabe resaltarlo, por qué el mensajero cuenta de manera muy detallada, sin ningún tropiezo, con éxtasis y conmoción, los acontecimientos: la trampa de Dionisio, lo maravilloso y bello del Citerón, la violencia sobrenatural de las mujeres y el despedazamiento del cuerpo de Penteo.

Toda una escena que desemboca a un final impactante y el más doloroso de la obra. Ágave sale del delirio en el que ha estado para darse por enterado que la supuesta cabeza de tigre que ha cazado, y que sostiene, no es más que la de su propio hijo Penteo. Como consecuencia, se tiene una actuación bastante convincente al interpretar ese dolor de madre en la posición del cuerpo, su desesperación en el movimiento de las manos y los gritos que prorrumpen  por todo el escenario. Un dolor frío que logra compadecernos.

Para terminar expreso que esta obra ha realizado un excelente trabajo y ha dejado todo de sí en el escenario partiendo del hecho que no es una obra fácil de abordar. Sin embargo, un punto a favor es que, como teatro, tienen la posibilidad de mejorar, y como objetivo, mejorar la relación con el público, para darse a entender y lograr que sea sentida con mayor intensidad al momento de ser representada.  

Alguna de las fotos  de esta obra las pueden ver aquí (provenientes de otro blog): http://experimentando-ando.blogspot.com/