Ficha técnica
Nombre
de la obra (última presentación): El Loco y la Muerte.
Autor:
Darío Fo.
Lugar: Sala
Julio Valencia. Bellas Artes.
Fecha:
3/Noviembre/2012
Hora:
6:30 p.m.
Directora:
Guillermo Piedradita.
Composición
Musical: Marco Tulio Mondragón.
Escenografía,
vestuario y luces: Kristín Bartelsman.
Técnico
de Tramoya: Ricardo Rojas.
Elenco
LOCO-MUERTE-LA VENTERA-DOS JUGADORES: David Alejandro Monsalve
(VII semestre de Licenciatura en Arte Teatral)
MÚSICOS: Johan Fernando Prado (II semestre de interpretación
Musical) Marco Tulio Mondragón/Docente.
Reseña
La representación de este misterio bufo (sátira o reflexión
en boca del pueblo de un acontecimiento de
la vida de Cristo, en este caso, la última cena) alcanza una gran teatralidad
por la capacidad del actor de interpretar a manera de monólogo, y
simultáneamente, cinco personajes, todos con sus rasgos propiamente definidos.
Nunca los confunden. Todo lo contrario, son tan bien definidos que lo único que nos asombra son los cambios
repentinos pero de igual manera impecables. Las voces, postura, el movimiento e
incluso la tonalidad, todos elementos que ayudan al juego simultáneo entre las
personalidades, el cual permite un diálogo fluido y entre personajes que no
existen materialmente, pero que se logran percibir perfectamente, alrededor de
la mesa de juego, de la silla, en el escenario, caminando, jugando, huyendo. Es
una sensación peculiar cuando se hacen los reiterativos y siempre cómicas
entradas y salidas de los personajes en la misma cara del actor. Como dije, el
juego –teatral- se desarrolla con el uso de animalidades para darles rasgos
precisos a sus personajes. Una liebre en el cuerpo de La Muerte, un Orangután
en el cuerpo de Un Jugador.
A mi parecer, una experiencia que nos recuerda los
principios de la imitación griega, en la cual la tragedia o comedia eran
interpretadas por una sola persona. Un trabajo siempre de admirar cuando nos
convence sobre la existencia de otros personajes, los disgustos (como en este
caso), pasión, desconfianza, etc.
Una muy buena y engañosa representación, en términos
positivos, que es ayudada en gran parte por la música en vivo y la improvisación.
Los sonidos también ayudaron a contar la historia la cual daba pautas sonoras
que caracterizaban los personajes. De esta manera, la música, que está
articulada con cada gesto, incluso con los pasos crea un mundo alrededor del
juego de cartas de estos tres personajes (El Loco y Dos Jugadores) y los
sentimientos que implica con éste. Un mundo del holgorio, la verbena. Un mundo
que a pesar de sus alegrías, incluye una atmósfera temible cuando llega la
pálida Muerte. Y no se puede lograr una escena más cómica cuando el Loco cree
que él es la próxima víctima. ¿Qué podría esperarse de un Loco en esta
situación? No hay elección más
descabellada que intentar conquistar con halagos a la quién se le atribuye la
más desafortunada de las labores: la Muerte. Una elección que llevará a
situaciones divertidas entre la Muerte, la cual a medida que el Loco la
conquista, empieza a adquirir rasgos más humanos, incluso hasta el punto de
notar la extraordinaria belleza de Jesús que cena en un espacio continuo.
Además hay que agregarle un crédito extra al director
Guillermo Piedrahita que tras su larga experiencia en el TEC y en la
presentación de obras en Cali (la última que me acuerdo es la asombrosa
interpretación en “El dictador de Copenhage” de la dramaturga caleña Martha
Márquez en Univalle) ha estado acompañando la creación y construcción de e,sta
obra de Darío Fo tras el largo periodo de un año y medio. Siempre ideando, con
ayuda del equipo incluyendo músicos, nuevas formas para lograr un mejor
trabajo. De este modo, noto algunas diferencias destacables que llaman la
atención y que no recuerdo haberlas visto en sus primeras presentaciones. Unas
con respecto al escenario y otras con el uso de nuevos instrumentos para crear
sonoridades que no son tan usuales como
el piano o la guitarra, sino que el vibráfono, flauta, percusión, y una lira
melódica (no estoy completamente seguro de este último) dan todo un abanico de
sensaciones.
Sin embargo, no se encontraran aquí con una obra que deje
mucho a la reflexión. Esto puede ser aparente. Empero, no por esto se desmerita
el trabajo que se ha hecho tanto en la representación como en abordar este
autor que se ha dedicado a la investigación de los misterios bufos y de las
historias a mano del pueblo, al folclor y a la manera en cómo se transmiten la
tradición. En su totalidad en un trabajo que vale la pena apreciar.
En suma, una obra que combina la actuación y la viveza de
los movimientos, los diálogos, los cambios de personalidad, de tal modo que
asombran por la capacidad de hacernos creer lo vivo de lo inexistente.
Bueno, si recordamos que está es la última presentación, entonces se podría pensar sobre ¿cuál es mi motivación para escribir esta
reseña/comentario? En realidad es la motivación que quiero dar, por medio de
estos escritos, para que se visiten estos lugares, para que intentemos
acercarnos a lo que es la coyuntura teatral de nuestra ciudad. De igual modo a
que sigamos de cerca el desarrollo de estos estudiantes como actores (recuerdo
que en “Muerte accidental de un anarquista” también de Darío Fo se presentó
este mismo actor en un elenco más grande en el mismo lugar). Y ser parte, como
auditorio, de la historia que se vive y se comparte a través de la oralidad o
lo escrito , de una historia que forma, en definitiva, a la Cali cultural, como en los viejos tiempos.
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